medio de la incertidumbre que muchas veces acompaña a los cambios y transiciones en el país, es alentador observar cómo el arte se erige como un refugio financiero sólido y confiable. La reciente subasta, en la que solo siete obras alcanzaron un impresionante valor de 750 millones de pesos, es testimonio de un mercado vibrante y significativo, que, en su totalidad, superó los 1.700.000.000 de pesos.

Estos números no solo reflejan la fortaleza del arte como inversión, sino también su capacidad de mantener su relevancia y atractivo en tiempos de transformación. En pleno gobierno de Petro, esta dinámica es un recordatorio de que, incluso en momentos de cambio, el arte sigue siendo un pilar cultural y económico, aportando tanto estabilidad financiera como inspiración.

Este fenómeno no solo habla de la resiliencia del mercado del arte, sino también del creciente reconocimiento y valorización de nuestras expresiones culturales. En un mundo donde la discreción es clave, el arte se mantiene como un refugio seguro y próspero, un testimonio de la importancia de la cultura en nuestra sociedad.

John Gómez
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