Las Noticias de Arte Más Destacadas
Más 5 siglos de historia.
Bajo los frescos de uno de los pintores más aclamados de historia, 133 cardenales están destinados a elegir un nuevo Papa.
Por Celeste Sawczuk
Fundado en 2001, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) es mucho más que un espacio de exhibición: se trata de una institución cultural pionera, nacida con el objetivo de preservar, investigar y promover el arte de América Latina desde principios del siglo XX hasta la actualidad. Su origen se remonta a un proyecto personal del empresario y coleccionista argentino Eduardo F. Costantini, quien en 1970 adquirió sus primeras obras y, con el tiempo, fue conformando una colección que trascendió su ámbito privado para convertirse en un legado público.
A lo largo de más de dos décadas, el Malba se consolidó como un nodo cultural de referencia en la región. Exhibiciones temporarias de gran alcance, programas de cine, literatura, educación y acción comunitaria completan una propuesta dinámica, inclusiva y contemporánea. Pero el corazón del museo sigue siendo su colección permanente, integrada por más de 200 piezas de artistas fundamentales del arte latinoamericano moderno y contemporáneo.
Entre estas obras, algunas no solo se destacan por su valor estético, sino también por la densidad simbólica, histórica y cultural que condensan. En ellas se proyectan las búsquedas identitarias, espirituales, políticas y existenciales que atravesaron a las vanguardias de la región

Remedios Varo – “Ícono” (1945)

Diego Rivera – “Retrato de Ramón Gómez de la Serna” (1915)
En el marco de su estadía en Madrid, el pintor mexicano Diego Rivera realiza este retrato cubista del escritor español Ramón Gómez de la Serna, considerado uno de sus preferidos. Con colores vibrantes, texturas con arena y un tratamiento plástico innovador, Rivera retrata al autor en su estudio, rodeado de objetos que resumen su mundo: libros, una pipa, un revólver, una espada y una cabeza de maniquí.
La obra causó escándalo en su exhibición pública, al punto de recibir una orden policial para ser retirada. Representa una síntesis entre el lenguaje cubista y el retrato narrativo, con un enfoque plural del tiempo y una dimensión escénica. Este retrato es también testimonio del intercambio artístico entre Europa y América y del carácter provocador de ambas figuras.

Antonio Berni – “Manifestación” (1934)
A mediados de la década de 1930, Antonio Berni formula su “Nuevo Realismo” en un contexto de crisis económica e ideológica. En Manifestación, retrata una huelga con una multitud en primer plano, individualizada en rostros que oscilan entre la melancolía y la rabia.
Inspirado por el paso de David Alfaro Siqueiros por Argentina, Berni adopta recursos del muralismo mexicano y del arte religioso medieval para componer una escena que evoca también a las entradas triunfales de Cristo.
Con fuerte carga política, la obra incorpora elementos simbólicos como la torre al fondo, posible representación de una fábrica rosarina. Además, recupera técnicas tradicionales, como la pintura al temple sobre arpillera, para construir un arte comprometido con la historia y movilizador para el espectador. Es una de las piezas más emblemáticas de la colección, y un manifiesto visual del arte con vocación social.

Frida Kahlo – “Autorretrato con chango y loro” (c. 1942)
Pintado tras sus exhibiciones internacionales y en el apogeo de su carrera, este autorretrato de Frida Kahlo la presenta de medio cuerpo, con su característico huipil y peinado tradicional, rodeada de animales domésticos: un mono araña llamado Caimito y un loro Amazona, probablemente Bonito, su ave más querida.
La pintura mezcla referencias personales, elementos precolombinos y una herencia estética europea. Las miradas directas de los animales y la artista establecen un juego de tensiones entre lo íntimo y lo simbólico.
Kahlo integra así la tradición del retrato con mascota como confidente o álter ego, pero también alude al dolor físico, la fertilidad, y su identidad mestiza. La obra fue adquirida poco después por la colección corporativa de IBM y rematada en 1995, momento en el que fue incorporada al acervo del Malba. Su presencia en la colección consagra la dimensión universal de la artista.

Tarsila do Amaral – “Abaporu” (1928)
Obra fundamental del modernismo brasileño, Abaporu fue pintada por Tarsila do Amaral como regalo de cumpleaños para su esposo Oswald de Andrade, quien redactó a partir de ella el Manifiesto antropófago.
La artista incorporó elementos de la infancia, la vanguardia parisina y mitos antiguos como los esciápodos para crear una imagen potente y sintética. Abaporu es la pintura más icónica de Tarsila y una de las obras latinoamericanas más reconocidas internacionalmente, verdadero eje simbólico del museo.