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El Louvre desafía a cien artistas a reinventar sus obras maestras en una exposición que rompe esquemas

Cien artistas de todo el mundo reinterpretan obras icónicas del museo parisino, explorando los límites entre réplica, innovación y tradición en una muestra que reimagina el concepto de copia artística
Por Nazareno Rosen
El Museo del Louvre, referente indiscutible de la historia del arte, decidió lanzar una propuesta singular: invitar a 100 artistas contemporáneos de todo el mundo a “imaginar una copia de una obra de su elección” de entre los 35.000 objetos que conforman sus colecciones, desde la Antigüedad hasta el siglo XIX. A primera vista, podría parecer un simple ejercicio de réplica, pero la consigna abierta y deliberadamente vaga buscaba mucho más: provocar una reflexión sobre las fronteras entre la copia, la inspiración y la innovación. El resultado es “Copistas”, una exposición en el Centro Pompidou de Metz que estará abierta al público hasta febrero de 2026 y que ofrece un crisol de interpretaciones, desde fieles reproducciones hasta audaces reinvenciones que poco tienen que ver con los originales.

La diversidad de enfoques en “Copistas” es, precisamente, uno de los grandes aciertos de la exposición. Según Parisi, los resultados sorprenden tanto por su reinterpretación como por su delicadeza y capacidad de “darle la vuelta a las cosas”: hay pinturas que se convierten en esculturas, algunas mutan en fotografías, reinterpretaciones que desafían la iconografía tradicional y copias tan fieles que rozan la reproducción académica. Lejos de limitar el proceso creativo, la propuesta de copiar funcionó como detonante de nuevas búsquedas, impulsando a los artistas a dialogar —a veces desde la admiración, otras desde la irreverencia— con algunas de las obras más emblemáticas (y otras insólitas) albergadas en el Louvre.

Sin embargo, esta tensión entre tradición y novedad no ha desaparecido. De hecho, la proliferación tecnológica de imágenes y recursos digitales —junto a la omnipresencia de algoritmos y máquinas entrenadas con bases de datos de obras clásicas— plantea nuevas preguntas sobre la autoría, la originalidad y el “robo” artístico. Tal como relató Picasso: “Los buenos artistas copian, los grandes artistas roban”. En “Copistas”, esta frontera se difumina y se explora a la luz de los desafíos actuales.

La exposición también recoge propuestas que dialogan más estrechamente con los medios originales. Madeleine Roger-Lacan recrea “El baño turco” de Ingres desde una óptica contemporánea, sustituyendo los cuerpos femeninos por personajes masculinos y subvirtiendo la mirada tradicional. Por contraste, Jean-Philippe Delhomme elige una copia casi literal del “Retrato de la marquesa de la Solana” de Goya, mostrándose fiel al espíritu y la técnica del original.
La iniciativa y coordinación del Centro Pompidou-Metz, en estrecha colaboración con el Louvre, permite a “Copistas” transitar entre el espíritu experimental y el legado clásico. Juntos, ambos museos ofrecen un espacio para reflexionar sobre la sucesión de influencias y rupturas que definen la historia del arte.
La exposición redefine la copia como un acto de repensar, de conectar con los maestros del pasado y de interrogar el sentido mismo de la creación artística en una época saturada de imágenes y encrucijadas tecnológicas. Como escribió Paul Cézanne en 1905: “…no debemos conformarnos con las bellas fórmulas de nuestros ilustres antepasados… debemos buscar expresarnos según nuestro temperamento personal… el tiempo y la reflexión modifican gradualmente la visión, y finalmente alcanzamos la comprensión”. En el contexto contemporáneo, “Copistas” demuestra que copiar puede ser una poderosa vía hacia la originalidad.