
Luis Caballero al igual que Chagall era un pintor con alas de poeta, él sólo vivía para su arte , murió joven e hizo casi todo, amaba como los grandes la soledad y el silencio, no le gustaba “ la fama”, a pesar de ser una celebridad en un país de familias y mafias, de vacas sagradas e ídolos de barro , de pintores fabricados por los carteles de Rusia, México y Colombia, lo más bello es que Caballero era solo él, sin correveidiles amanerados o muñecas vestidas de azul o nude.
¿Cuál es el papel de un dibujante o pintor en tiempos de inteligencia artificial ?, que importancia tiene el arte formal en dias de Instalaciones o Happening, cientos de veces se ha presentado el acta de defunción del arte de caballete, ¿es anacrónico crear con un lápiz?, ¿la raza humana está condenada a fosilizar su cerebro y dejar de señalar con su índice al lienzo en blanco “El nacimiento de la Venus”?

El dibujo expresionista y figurativo de Caballero es un réquiem temprano por la humanidad, en cada una de sus piezas hay una especie de flagelación contra el ser humano y su “creador”, desde sus líneas gruesas y sus dibujos esquemáticos Luis , adelantado a su época se pregunta por el destino del hombre, con un lenguaje inicial evoca a Willem de Kooning y a Francis Bacon, mas adelante sus hombres solitarios e hieráticos pueblan su universo plástico y poético en espacios cenizos colmados de renacimiento , en sus telas donde emergen parejas de hombres, siempre hay enfrentamiento , que puede ser la lucha interna entre la multiplicidad de sus preguntas : el arte, la religión, lo clásico, lo moderno, la sexualidad, la amistad, la familia, la sociedad, la guerra, la vida, la muerte, París, Bogotá, su cuna aristocrática, su vida proscrita y de pintor marica de un país pacato, señorero y profundamente inculto.

La obra de Luis Caballero Holguín (Bogotá, 27 de agosto de 1943 – Bogotá, 19 de junio de 1995), es uno de los más hermosos relatos visuales hechos por artista alguno de Colombia , su obra sucede en su mayoría en Francia , junto a un grupo que el escritor y diplomático Plinio Apuleyo Mendoza llamó: “Nuestros pintores en París”, en ese espacio idílico, misterioso, icónico , en que la historia del arte y la humanidad ha contado fabulas extraordinarias, Luis cerca a Emma Reyes, Darío Morales, Antonio Barrera, Lorenzo Jaramillo entre otros pintores con alas de poetas construyeron un vitral de sueños , una mariposa en el muro de maravillosos presagios, Oráculo de Delphos para oír los pasos sobre las aguas del Sena y al ver la tensión entre los cuerpos de una tela del pintor periférico, marginal de Bogotá, reescribo estas líneas de mi adorado Baudelaire:

