Artista
CARLOS SALAS Pitalito, Huila, 1957
Carlos Salas es el segundo de nueve hijos. Nació en Pitalito, Huila, el 5 de enero de 1957. Su padre fue un juez autodidacta que aseguró toda la vida que el Espíritu Santo le enseñó a leer. Su madre, coleccionista de porcelanas, pintaba flores cuando era soltera y le entregó sus primeros óleos y pinceles. Aunque soñó con ser ciclista y héroe de película, la pintura lo arrobó desde niño. Un día, buscando soledad y silencio para pintar, decidió montar su primer taller en el cuarto de chécheres de la casa de sus padres.
Estudió Arquitectura en la Universidad de los Andes y Arte en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París. Durante diez años sacó adelante la galería y la revista Mundo, un espacio desde donde publicó cuarenta revistas de colección y realizó sesenta exposiciones de grandes maestros del arte como Alejandro Obregón, Ana Mercedes Hoyos, David Manzur, Diego Rivera, Enrique Grau, Rogelio Salmona, Fernando Botero, Édgar Negret y Eduardo Ramírez Villamizar.
SYNOPSIS
El artículo “Una mirada que atraviesa objetos”de la redacción del periódico El Espectador hace referencia a la obra del pintor colombiano Carlos Salas y a su preocupación por el desarrollo de un trabajo concienzudo de ese medio. El pintor explora la abstracción con el rigor del oficio y se interesa por la manera como en esta se percibe el espacio; acata su profundidad y la relación visual constructiva del arte con el espectador. La exposición reseñada opera —con palabras con las que se cita al autor (el escritor italiano Italo Calvino)— sobre el encuentro con un texto suyo y unos fragmentos que se enlazan con las pinturas, buscando anular “la visibilidad del espacio ilusorio” en la pintura. El texto referido de Calvino no es mencionado pero parece tratarse del libro Por qué leer los clásicos.
ANNOTATIONS
Este artículo profundiza en la manera de pensar la pintura, según la proyecta el artista Carlos Salas (n. 1957). Es uno de los pocos textos de su archivo de prensa donde fluyen los argumentos del autor de manera inteligente; el meollo está en preguntarse por la obra sin desviarse a ninguna banalidad. Salas es citado con generosidad y se percibe sutilmente que se procesa un cambio en su producción: “es ahora más tradicional en cuanto a su formato y manipulación técnica”. En sus series anteriores, Salas rompía los formatos, introducía partes de obras anteriores y generaba la profundidad con métodos escultóricos más que pictóricos. En la presente serie hay un trabajo de pensamiento con respecto a la percepción; además, se discute la ilusión monodimensional de la superficie del cuadro, visto desde la abstracción y la figuración. El pintor argumenta que tales conceptos son convenciones aceptadas por el ojo y el cerebro humano. Es incuestionable que existe una línea seria de trabajo que sigue este artista, ceñido a las infinitas posibilidades de la pintura como medio.
Por otra parte, el artículo, aunque corto, destaca problemas pictóricos en el arte contemporáneo donde la pintura es dada por muerta y/o agotada. Salas argumenta que la pintura se volvió un medio selectivo por la cantidad de maneras de crear que se abrieron en el arte; no muchos se atreven a indagar en esta con seriedad, y otros la conciben como un simple trámite comercial. En esta muestra, Salas se dedica a pensar en la idea de “penetrar lo percibido”, lo que deja a Salas meditabundo y reacciona con hechos y palabras para estipular que la pintura es inagotable.
Salas crea un sistema propio y su obra se entiende a resultas de un proceso que oscila de factura a pensamiento en un ejercicio incesante. Muestra incluso el rigor de la formación estructurada de su proyecto artístico inmerso en una década de exceso de pintura comercial y del boom del arte conceptual en Colombia. En ese contexto, este pintor hizo parte de múltiples proyectos de espacios fuera del circuito oficial, procurando con ello incentivar el pensamiento sobre el arte y la crítica a las instituciones del mismo.