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EL ARTISTA QUE CONVIERTE LAS PIEZAS ANCESTRALES EN EMOTICONES
Los emojis precolombinos de Johnny López resplandecen en El Dorado
En el 2025 llevará su arte a Tokio, Japón, como una forma de rendir tributo a las culturas ancestrales
Fuente: elnuevosiglo.com.co
En el marco de la Semana de la Cultura y el Arte, Migración Colombia inauguró la exposición individual “Transit Lounge”, del artista Johnny López, la cual se encuentra en el vestíbulo de salidas internacionales del aeropuerto internacional El Dorado.
Esta muestra de obras escultóricas del artista reafirma su particular interés por rendir homenaje a las culturas precolombinas, contrastadas con la cultura contemporánea y la sociedad de consumo. Invita a la reflexión sobre el valor del patrimonio ancestral y su verdadera valoración.
El artista colombiano se ha destacado en el plano internacional por sus piezas con conceptos ancestrales, que las fusiona con elementos del mundo contemporáneo, es decir, tienen gafas, tennis, controles de Play Station, emojis, sonrisas, poses coquetas, colores que vibran, dejando que cada detalle cobre vida en sus obras, razón por la cual han sido exhibidas en países como Japón, Estados Unidos, Francia e Italia.
En entrevista con EL NUEVO SIGLO, López habló de la muestra en El Dorado, su próxima exposición en Japón, su trayectoria artística y cómo logra fusionar la ancestralidad con lo moderno y lo onírico.
EL NUEVO SIGLO: Cuéntanos sobre la exposición en el aeropuerto El Dorado.
JOHNNY LÓPEZ: Es una muestra en la zona de Migración Internacional del aeropuerto El Dorado. Es una muestra que invita a reflexionar sobre la globalización, la colombianidad, lo que es ser un colombiano viajero, la migración de culturas, de costumbres, y sobre todo, la unión del mundo ancestral con el mundo contemporáneo.
ENS: ¿Cuáles son las esculturas que exhibe en Migración?
JL: Estamos exponiendo cuatro obras o tótems, como han sido llamados, por todo el contexto ancestral y de poder que llevan: “El Imperio Neocolombino Contrataca”, representada por un águila con la serpiente, inspirada en la cultura precolombina de San Agustín, pintada con los colores de Colombia; esta tiene unas gafas inspiradas en las Ray-Ban Aviator y también unas botas Dr. Martens. Otra de mis obras es una escultura que está basada en mi escultura favorita. Se llama “Laocoonte y sus Nemojis”, inspirada en las culturas griega, tumaco y calima. La tercera es un poporo, inspirado en la cultura quimbaya, y los emojis de Japón. Por último, está el “Gamer Quimbaya”. Todas estas obras representan la globalización, migración y unión de las diferentes culturas del mundo que convergen en el espacio de Migración Colombia, rindiendo tributo y homenaje a las culturas ancestrales y en especial a las culturas precolombinas.
ENS: Recientemente expuso sus obras 80 metros bajo tierra, en la Mina de Sal de Nemocón, ¿cómo fue esa experiencia?
JL: Fue una única exposición debajo de la tierra, llamada “Primer Salón de Escultura – 80 Metros Bajo Tierra”, en la mina de sal de Nemocón, junto con otros grandes maestros escultores y con el apoyo de la Alcaldía de Nemocón, Cundinamarca.
ENS: ¿En qué se inspira para desarrollar su arte?
JL: Me inspiro en el mundo de los sueños, en culturas ancestrales y en mis viajes. Fusiono las culturas ancestrales, creando un puente entre lo antiguo y lo nuevo. Mucha de mi inspiración viene de mis viajes, porque he tenido la oportunidad de visitar alrededor de 25 países y en cada uno de ellos voy a los museos y a los sitios arqueológicos. Por esto he realizado obras inspiradas en las culturas quimbaya, tayrona, calima, sinú, muisca, azteca, valdivia, griega, japonesa, entre otras. Y ahora estoy trabajando y reflexionando sobre los emojis inspirado en culturas ancestrales, idea que nació en el 2021, en el Museo de Arte de Pereira, cuando creé un poporo quimbaya, con emojis, y a raíz de eso he creado cientos de estos que yo llamo Nemojis.
ENS: En ese caso, además de artista se convirtió en investigador de toda esa cultura ancestral…
JL: Sí, afortunadamente he tenido la posibilidad de viajar alrededor de Colombia y del mundo y eso me ha permitido conocer diferentes culturas. Cuando estudié en Florencia, Italia, conocí mucho sobre la cultura occidental del Renacimiento. También estuve en un campo arqueológico en Tuscania, Italia, literalmente estudiando y excavando ruinas etruscas.
ENS: Se ha dicho que sus obras se parecen mucho a las de Nadin Ospina, ¿qué piensa al respecto?
JL: Digamos que lo único parecido es que nos inspiramos en culturas precolombinas, él me lleva 30 años de carrera artística, pero sus obras son muy diferentes a las mías.
ENS: ¿De dónde y cómo nace esa tendencia por el arte?
JL: Desde niño tenía cierta facilidad para dibujar y para pintar. En clase era el mejor en esas dos áreas, pero no lo veía como una profesión. Fue en el 2010 cuando hice mi primer viaje a Europa y recuerdo mucho que estaba en París visitando el Museo del Louvre; allí vi a la Mona Lisa y me impresionó mucho, entonces recordé que en mi infancia pintaba mucho y surgió un deseo incontrolable por pintar. Decidí dejar mis estudios en Barcelona (España) y me fui a Florencia (Italia), a estudiar desde cero la carrera de Bellas Artes. Cuando terminé mis estudios, fui aceptado en el Museo de Louvre para ser copista oficial, siguiendo los pasos del maestro Fernando Botero. Estando allí, en la mañana pintaba y en las noches recorría los pasillos del museo, donde tocaba las esculturas porque me gusta sentir su energía, creo que las obras de arte tienen mucho que transmitir. En ese recorrido me impresionó mucho cuando llegaba al área de las Américas, específicamente en la sección de Colombia, solo había una obra: era un pequeño hombre murciélago tayrona en tumbaga y pensé: «Con todo lo que tiene mi país, ¿solo muestran esto?». Ahí fue cuando empecé a gestar la idea de hacer algo inspirado en las culturas precolombinas.
ENS: El año pasado una de sus obras más significativas fue robada en Bogotá, ¿eso cómo pasó?
JL: Resulta que la Asociación de Amigos Museo Nacional hizo una exposición que se llamaba “Festival de Amigos, 200 años de pintura, escultura y fotografía” en la Casona Villa Adelaida. Me invitaron a exponer con tres obras. El 16 de septiembre me llama el curador de la muestra y me dice que se robaron una obra y casualmente era la mía. Era uno de mis tótems más importantes y más recientes, el «Tayrona Trooper», que era naranja con hojilla de oro de 23 quilates, muy bien trabajado y valioso. Lo más chistoso es que de las 100 obras que había de maestros reconocidos, se robaron solo mi escultura. Al día de hoy, todavía no ha aparecido.
ENS: Su próxima exposición será en Japón en el 2025, ¿qué piezas llevará?
JL: La fecha exacta no la tengo, estoy esperando a que me confirme el galerista. Ya tengo los Nemojis allá en Japón. Lo interesante es que en 1995 nacieron los emojis allá, entonces a los galeristas les encantó esta propuesta nueva de llevar emojis inspirados en culturas ancestrales, aparte de que yo a los tótems les pongo a veces esmeraldas, pirita, ámbar, tratando de incorporar la idea de la riqueza de la tierra colombiana. Se vienen varias exposiciones con mis tótems, la primera en Miami, en la galería Colour Senses Project, luego el próximo año voy a tener muestras en México, Ecuador y en Japón. Todo esto me tiene muy emocionado porque, además, pronto voy a ser papá y todas estas cosas buenas que me están pasando en lo personal y lo profesional me tienen muy motivado y feliz.