I. Acercarse para entender

La obra de Jorge Zapata nos invita a una observación detenida, casi clínica, de los personajes que retrata. Desde lejos, sus trazos pueden parecer abstractos, caóticos, pero al acercarnos, emergen rostros, cuerpos y gestos que reflejan la dureza de la vida en la calle. Así como ocurre con estas imágenes, la marginación social no puede comprenderse desde la distancia. Requiere proximidad, empatía y una mirada sin prejuicios para descifrar las historias de aquellos que han sido empujados a los márgenes de la ciudad.

II. Entre el abandono y la resistencia

El drama de quienes habitan las calles no es solo una cuestión de pobreza material; es el resultado de quiebres profundos: sueños que no se cumplieron, familias que se desmoronaron, ideales que se fracturaron con la realidad. Las ciudades están llenas de estos naufragios humanos, seres que caminan como espectros entre la indiferencia. Pero Zapata no los retrata con lástima, sino con la dignidad de quienes, a pesar del dolor, siguen resistiendo. En cada trazo hay una historia que aún no ha terminado de escribirse.

III. Cuidados intensivos para el alma

El artista sitúa su serie en un estado simbólico de cuidados intensivos. Nos muestra a estos personajes al borde del abismo, pero no los declara perdidos. Mientras haya vida, hay esperanza. La clave de esta recuperación no es solo material, sino espiritual: la ausencia de Dios en el corazón es, quizás, la mayor herida de esta crisis. ¿Cómo reinsertar la fe, la ilusión, la posibilidad de un futuro mejor? El arte no da respuestas definitivas, pero sí abre caminos. “Radiografías Urbanas” es un llamado a mirar de frente, a acercarnos sin miedo y a reconocer que, en la fragilidad del otro, también está nuestra propia humanidad.

John Gómez