Sorolla, el más despreciado, el más cotizado
Eduardo Costantini es un amable anfitrión de su casa, nada menos que el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), que en su día cerrado al público igualmente luce activo con el trabajo de su personal a lo largo de todos los espacios. El notorio empresario, desarrollador inmobiliario y coleccionista de arte, factotum del Malba desde su creación en 2001, camina por los pasillos de uno de los espacios culturales más relevantes de Argentina y América latina, mientras comenta que no pierde el asombro ni el entusiasmo por su criatura.